Dotar a las máquinas de voluntad de supervivencia las acercará a la ‘IA fuerte’ (y nos forzaría a adoptar leyes de la robótica)
Los neurocientíficos Kingson Man y António Damásio explican, en un artículo recientemente publicado en Nature Machine Intelligence, una obviedad: que las inteligencias artificiales carecen de sentimientos y que, en el mejor de los casos, sólo pueden aspirar a simular artificialmente los mismos, pues “no están diseñados para representar el estado interno de sus procesos de tal manera que les permita experimentar dicho estado en un espacio mental”.