Yo también fui un jugador cabreado, y se puede salir de eso
Es justo empezar este artículo con una confesión: yo he sido un jugador cabreado. Sí, como muchos, tuve mi época de entrar a saco en cualquier debate que se montase sobre videojuegos, enarbolando mis argumentos con convicción inquebrantable y dando por caso perdido a todo el que no pensara como yo.